lunes, 24 de agosto de 2009

Analisis formal y de la estructura de La balada de Alfonsina Bairán de Andrés L. Mateo





La literatura dominicana que se escribe en las últimas dos décadas del siglo XX, particularmente la narrativa manifiesta una constante preocupación social, política e histórica. Muchos de los escritores dominicanos contemporáneos elaboran su discurso tomando como punto de partida los treinta y un años de la dictadura.
Las décadas de los años sesenta y setenta constituyen un periodo de ruptura ideológico con el sistema de la dictadura trujillista. Es a partir de ese momento que los intelectuales dominicanos particularmente la generación de 1965, conocida como la llamada generación de postguerra, intentan construir en el país un nuevo orden mental y literario.
Entre los escritores que corresponden a esta generación se destaca: Andrés L. Mateo, Carlos Esteban Deive, Pedro Peix, Marcio Veloz Maggiolo, Pedro Vergés y otros. Del corpus de escritores que corresponden a esta generación, intereso estudiar la novela de Andrés L. Mateo, La Balada de Alfonsina Bairán.
Considero que La balada de Alfonsina Bairán, es una novela que permite formular diferentes lecturas. Esta, es una de las razones por la cual retomé el tema antes estudiado en mi tesis de maestría. Por otra parte admiro y considero al escritor Andrés L. Mateo como uno de los intelectuales que más han aportado a la cultura dominicana en el siglo XX. En sus obras, plantea la problemática social y política dominicana, denuncia la realidad histórica de los años de la dictadura y en otras de sus novelas denuncia los doce años de represión gubernamental del gobierno de Joaquín Balaguer.
Nuestro estudio sobre La balada de Alfonsina Bairán será, tomando como punto de partida para el análisis textual; el estudio del narrador, su función y forma dentro del relato con otros recursos textuales que le permitan al autor implícito de la obra dirigir la lectura. La elocución, focalización y algunos elementos narrativos que consideremos pertinentes y se observen en la novela.
utilizaremos como referencia algunas obras que analizan el texto narrativo, como los son: de Mieke Bal, (1987), Teoría de la narrativa (Una introducción a la narratología), Antonio Garrido, (1993), El texto narrativo, María del Carmen Bobes Naves(1993), La novela, Genette G.(1972) Figuras III. Por otro lado emplearemos algunos de los conceptos estudiados por Mijaíl Batín (1989), en Teoría y estética de la novela.
Andrés L. Mateo nació en Santo Domingo (1946). Es Licenciado en letras por la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Estudió filología en la Habana donde obtuvo el título de Doctor en Ciencias Filológicas. Es poeta, crítico, novelista, ensayista y educador. Dirigió durante un tiempo el suplemento literario Aquí del periódico La Noticia. También es catedrático de literatura y lingüística en varias universidades en la ciudad de Santo Domingo. En 1981 obtuvo el Premio Nacional de novela otorgado por la Secretaria de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos con La otra Penélope. En 1991, recibió el Premio Nacional de Ensayo con Mito y Cultura en la era de Trujillo.
Mateo se inserta en la narrativa de los años sesenta, una generación de jóvenes intelectuales dominicanos conocida con el nombre de “generación de la joven poesía dominicana.” Luego de varios años fuera de Santo Domingo en el exilio, regresó al país y se integró a los grupos culturales de los escritores de los años ochenta, iniciando una nueva trayectoria literaria inclinada hacia una estética de carácter más universal. Es a partir de entonces que comienza a escribir novela y ensayo.
Ha publicado novelas y ensayos entre las cuales se encuentran: Pisar los dedos de Dios (1972, Manifiestos literarios de la República Dominicana, Poetas de Postguerra (1979), La otra Penélope (1979), La balada de Alfonsina Bairán (1985), Mito y Cultura en la Era de Trujillo (1994, Al filo de la dominicanidad (1996, Poesía I (1996), Palabras perdidas (2000) entre otros.

Andrés L. Mateo es un intelectual comprometido con la causa nacional democrática. Es decir, se mantiene en una lucha por defender los derechos constitucionales del pueblo, en un reto con las condiciones políticas adversas que aún afectan al país. Su obra en general es una comprometida y constituye un intento de crear conciencia, a las nuevas generaciones que componen la sociedad dominicana.
Mateo pertenece a la generación conocida como los escritores de Post-guerra. Estos fueron los escritores que se comprometieron con la juventud de su época en lo que se llamó Poesía Sorprendida, su poesía está centrada en la búsqueda de una estética universal. Esta se encuentra relacionada a la estética de los llamados poetas culturalistas de los años cuarenta influidos por la poesía de Cesar Vallejo. Los jóvenes poetas dominicanos de la generación del sesenta, se identificaron con los ideales de Vallejo. Entre sus inquietudes adoptaron las tendencias marxistas de su obra y los temas centrados en la existencia del hombre, la injusticia social y la angustia. Al igual que los poetas del cuarenta, Mateo en los sesenta, asume un compromiso social en su trabajo literario. Su poesía, sus novelas y sus ensayos reflejan, en términos literarios, un compromiso nacional.
Andrés L. Mateo ha sido considerado por la crítica dominicana como uno de los escritores comprometidos de su generación. Miguel Ángel Fornerín en su ensayo “Muestra dominicana,” (1997) ubica la obra de Mateo en la narrativa de transito de lo rural a lo urbano. Señala que Mateo es uno de los escritores que refleja la búsqueda de una estética universalista más cercana a los poetas culturalistas de los años cuarenta. Entre ellos destacan José Mármol, Plinio Chaín y Cesar Zapata, escritores de la poesía sorprendida.
Fornerín, en su trabajo “Otra visión del burdel en La balada de Alfonsina Bairán,” incluido en su libro Santo Domingo y Puerto Rico también son, refiriéndose a la narrativa de Andrés L. Mateo señala que el autor escribe la misma en el espacio de la Era de Trujillo retomando a su vez un momento de mucho significado y valor en la historia contemporánea. Por otro lado señala que en La balada de Alfonsina Mateo nos introduce al mundo de los inmigrantes españoles del 1936 y su consecuente deportación, un hecho histórico de mucha repercusión dentro de la historia dominicana.
Fornerín señala además que La balada de Alfonsina Bairán, es una novela en la que se mezcla una escritura que denomina neobarroca de estirpe poética con ideas existencialistas propia de autores filósofos como Sartre y Camus. Apunta en su ensayo que el burdel en esta obra es una metáfora del país. A su vez refiere que el burdel es una tragicomedia absurda. (109)
Por otro lado Giovanni Di Pietro, en un ensayo sobre las novelas de Andrés L. Mateo destaca el estilo lírico y simbólico de La balada de Alfonsina Bairán. Considera que los personajes de sus tres novelas enfrentan una misma realidad política de su tiempo, un mismo pasado anterior y posterior al tirano.
El narrador en esta novela, es un narrador testigo de una época de valor en la história dominicana contemporánea: el final de la era de Trujillo. En ella, el narrador es un estudiante de derecho que es testigo de los hechos que ocurren en la República Dominicana.
La balada de Alfonsina Bairán trata de una mujer misteriosa que pertenece a un sector de la sociedad en la parte oriental de la ciudad, en la capital de Santo Domingo. El narrador nos cuenta, algunos eventos pocos significativos de la infancia de Alfonsina sin entrar en muchos detalles. El hablante que funge como estudiante derecho y este, no inteviene en los mundos de los personajes, apenas se limita a testimonial algo que parecen ser parte de los escritos en el diario de Alfonsina. Detalles de su vida como donde vivía, sus amigas las turquitas de la Mella, y como conoció al que luego se convirtió en su esposo. Notamos que este segmento de la historia el autor implícito parece no tener interés en darle voz a los personajes. Es una etapa que el narrador usará como parámetro para contrastar con la Alfonsina frustrada, sufrida y silenciosa del Bar La Turca.
….Entretanto, vemos en el transcurrir de la narración que el estudiante que narra nos entera de su disgusto con lo que sucede en el país y su impotencia ante todo lo que no puede cambiar. El pertenece a un grupo clandestino subversivo que lucha en contra del régimen dictatorial. Se le encomienda que reparta panfletos entre los ciudadanos y los introduzca por debajo de las puertas. Además del discurso denunciatorio de la iglesia y su oposición al tirano en boca del sacerdote Luís. Sucesos que en realidad ocurrieron en la historia dominicana. El autor implícito se vale del padre Luís para denunciar los conflictos que en 1961 tenía la Iglesia Católica con el Estado. Esta situación de conflictos con la iglesia produjo un ataque silencioso del dictador. Así vemos como en la novela se denuncian estos atropellos; muerte de un seminarista desaparecido y torturado y luego el apresamiento del padre Luis por los esbirros de la dictadura frente a su iglesia.

Estos sucesos que ocurren en el país y que son una constante a lo largo del texto, son denunciados por un estudiante de derecho, que podría ser el propio autor vinculado en esa rebeldía en su juventud, testimonios de su época. Mateo plantea, denuncia y nos pone en contacto con un personaje, que puede ser cualquier sujeto que estuviera vinculado directamente con la dictadura decadente pero vigente de Rafael Leónidas Trujillo, y con lo que sucede en el país en ese año del 1961 Conjuntamente se retrotrae a épocas anteriores.
Denuncia estos hechos los envuelve políticamente como dejando ver a través de las palabras, los vasos comunicantes que al tejerse en el desarrollo del texto, nos llevarán a entender todo un cúmulo de eventos que suceden en la trama.
De pronto vemos que Alfonsina se ha quedado viuda. El narrador se detiene en un tiempo y deja pasar un año como si desconociera lo que ocurrió durante ese tiempo en la vida del personaje. De manera que no sabemos que ha ocurrido y tampoco él narrador nos demuestra asombro con la visión de sorpresa ante la actitud de Alfonsina. Luego de un periodo de casi un año nadie la ha visto salir de la casa en todo ese tiempo ni recibir visitas.
Alfonsina mantenía distancia entre sus vecinos luego de la muerte de su esposo. Tal parece que no quería arrojar ningún comentario, que la perjudicara luego y le echara a perder los planes que ella se había trazado para vengarse luego, de la dictadura. El narrador destaca ese momento cuando ella sale, y se enfrenta a ese mundo del cual estuvo apartada mucho tiempo. Tras contarnos detalles de los arreglos que Alfonsina le hizo a la casa: El narrador nos cuenta que Alfonsina, llevó hombres a la casa y tumbó puertas y paredes y luego entraron muebles, mesas, sillas. En fin, todo lo necesario para un bar.
Alfonsina, la mujer simple, sencilla, ingenua, seria. La Alfonsina que jugaba con los perros en su infancia, inocente. La que todos respetaban por ser una señora en el barrio de repente parecía haber dejado de serlo, para convertirse en una vendedora de placeres, Convirtió la casa heredada de su padre en un prostíbulo al que bautizó con el nombre de Bar La Turca
Alfonsina, vivía con dos prostitutas y sus tres perros, los cuales paseaba los martes. Sus paseos tenían un mismo rumbo y conducían a un mismo lugar, el centro de la ciudad colonial. Ella se vestía elegantemente, con sus collares de perlas y sus trajes de lino, muy distinguida, con un moño en la nuca, y su bastón terminado en un puño de plata en el que se perfilaban paradójicamente las caras de unos ángeles. Toda el paseo consistía en unas vueltas alrededor de la glorieta del parque, en compañía de los perros. Allí, se sentaba en un banco a recordar a su esposo y alimentar su resentimiento para tener el valor de seguir con los planes que había forjado.
La apertura de ese prostíbulo trajo como consecuencia protestas de la iglesia y los vecinos del lugar quienes se negaban al escandalo y la clase de negocio en un barrio humilde pero de gente decente. Un prostíbulo en una vecindad de personas religiosas. No obstante Alfonsina se había convertido en una mujer transgresora y se salió con la suya. Ella recibía en el Bar La Turca, a personas importantes del gobierno, miembros del régimen que en ese momento paradójicamente le dieron protección.
Por otro lado, en La balada de Alfonsina Bairán se dan cita diferentes historias conectadas entre sí. Por un lado el estudiante de derecho quien funge como narrador testigo que denuncia las atrocidades del régimen y el miedo de la gente ante la represión gubernamental, los temibles calies. En fin, todo lo que ocurre en el país para esa época decadente en que Trujillo había caído en descredito frente al mundo y hasta la iglesia conspiraba contra el tirano desde el púlpito.
El narrador describe los últimos meses de la dictadura como una crónica histórica. En un lenguaje expresivo a veces poético detalla como vivía la gente en el país durante esos meses previo a la muerte del tirano. El miedo y el terror los representa con un realismo casi fotográfico. Se pueden apreciar en la descripción de los rostros temerosos y en las palabras, en las voces de los que componen el conglomerado social que se proyectan en la novela.
La desaparición de miembros de la iglesia por parte de la dictadura, la llegada de los españoles en el 1940 y su expulsión cuatro años más tarde. Son algunos de los hechos históricos que el autor implícito le interesa destacar.
Por otro lado se describen los momentos en los que se desata la noticia que mataron al dictador, con sus consecuencias. El pueblo se vuelve en rebeldía y clamaba venganza contra aquellos que apoyaban la dictadura y confraternizaban con ellos. Entre ellos figuraban el Bar La Turca con su propietaria que en esa última etapa de su vida se había casado con un esbirro de la dictadura. Finalmente las turbas como fieras, con antorchas en manos bajaban furiosas desde la parte alta de la ciudad. Alfonsina esperaba que todo esto ocurriera sentada en su casa, mientras se prepara para la culminación de su venganza. Los perros habían desollado vivo al señor Matías, le habían sacado las tripas, los ojos. Su venganza era esa, atraerlo hacía ella, ganar su confianza y vengar la muerte de su esposo. Por otro lado cumplida su misión, Alfonsina no le importa nada, no le interesaba rescatar sus recuerdos, cuando las turbas destruyeran el burdel y le pegaran fuego.
El narrador nos cuenta como logró entrar en el Bar entre las llamas para rescatar las personas dentro del burdel y no encontró a nadie allí, solo un diario en el que Alfonsina cuenta parte de su historia. No se supo de la desaparición de Alfonsina, si murió en el incendio o si se suicido una vez completada su venganza contra el hombre que mato su esposo.
Señala Genette G. en su libro Figuras II, (1972) refiriéndose a la focalización que, estos son los juegos en que se combinan diferentes perspectivas y revelan la presencia muy activa de un narrador que en el caso concreto, se somete a las descripciones propias de la focalización. (241-244). Así vemos como el narrador en La balada de Alfonsina Bairán es quien inicia la presentación de los personajes. En este, combina diferentes perspectivas y logra presentarlas desde diferentes ángulos como veremos a lo largo de este trabajo.
El relato da inicio con un hablante que se focaliza distanciado, un narrador omnisciente. El narrador funge con una voz de cronista, una voz a veces lírica poética, la cual nos introduce en el mundo de Santo Domingo a la llegada de los inmigrantes 1936 y concluye con el final de la dictadura, también representada alegóricamente con el fuego que consume el prostíbulo de Alfonsina en mayo de 1961.
El narrador omnisciente parece conocer los pensamientos de Alberto Cuadra, se sitúa en la conciencia del personaje, traspone su propio discurso lo que pasa en y por su propio interior. Parece distanciado, pero sabemos que todo lo que dice el españolito que llega a Santo Domingo en el 1938, es conocido por el narrador.
Alberto Cuadra viene a probar fortuna, pensaría cualquiera que viera llegar a un español a la República para ese tiempo, sin embargo por lo cuenta el narrador vemos que la razón de su llegada a la isla no es probar fortuna. Según podemos comprobar más tarde por el hilo conductor del relato. Parece ser por los pensamientos políticos del personaje, que éste venía derrotado de su país. Alberto Cuadra, se vio obligado a salir de su patria, por no compartir con las ideas del régimen franquista. Esto lo veremos mas tarde, pues aunque llegó dos años antes que los españoles deportados cuando Francisco Franco ganó el poder y despatrió a los enemigos de su régimen.
Es posteriormente en el 1940 cuando Trujillo en un “acto de solidaridad y humanismo,“ le abre las puertas a esos ciudadanos españoles y los recibe. Los ideales de Alberto Cuadra coinciden con las ideas marxistas de esa generación de españoles que llega a la isla y con quien se afilia y se reúne a conspirar desde la isla contra la dictadura de Franco.
Como podemos ver, Alberto Cuadra, es un elemento importante porque a través de el se teje el hilo conductor de los sucesos que se cuentan en la novela.
El narrador maneja el tiempo a su acomodo, así vemos como en el personaje de Alberto Cuadra, se vaticinan los acontecimientos aun no ocurridos, como si el personajes adivinara su futuro: ”el sol de mayo le nivelo su destino, la mañana en el dársena del río Ozama. ”
El río Ozama se convierte en uno de los vasos comunicantes, que nos llevarán a conectar con las denuncias que hace más tarde el narrador, sobre los crímenes de la Era de Trujillo. El río, es un fiel testigo de las injusticias de la dictadura y se convierte en un elemento recurrente, en una metáfora cómplice de las injusticias que allí se cometieron y que el autor implícito intertextualiza en La balada de Alfonsina Bairán.

De otra parte vemos que en esta novela, dialogan dos mundos; el mundo de la dictadura y el de el Bar La Turca. Se trata de, el submundo construido por el autor implícito dentro del mundo corrompido y decadente de la dictadura de Trujillo. Ambos mundos corren paralelos y se comunican entre si . El mundo de El Bar la Turca se nutre de el mundo de la dictadura. Es un mundo grotesco y transgresor como el régimen de la dictadura. Los dos mundos son parodiados y degradados por las voces que conforman un discurso polifónico. Voces que se mezclan para denunciar como vemos desde el principio .

María del Carmen Bobes, en su libro La novela (1993), señala que la novela se caracteriza porque integra en un discurso textual un discurso de varios personajes cada uno de los cuales expone su forma de ver las cosas y el mundo en general (53). Así vemos como el narrador, al introducirnos en el personaje de Don Paco Cuadra nos comenta y nos expresa la forma en que este ve el mundo de la dictadura y el personaje mantiene una política con la cual evita encontrarse en problemas con el gobierno. Un comentario que solía expresar hacer sobre el país era el siguiente: “[...] a veces uno necesita creer en señales para sobrevivir en esta maldita tierra de bandidos, como repetía escurriéndose. “(11)
Luego vemos cuando Don Paco Cuadra, le advierte a su sobrino antes que nada discreción:
“Aquí el día se va rápido cuando uno se quiere acordar ya es de noche y no queda tiempo para pensar pendejadas. Y le advierto que cuanto ocurra a su alrededor no le concierne.”(10)

El narrador omnisciente se convina con otro tipo de narrador, uno que es también un personaje, que se convierte en testigo de los hechos que suceden en el espacio narrado. Se trata como ya hemos dicho antes de un estudiante de derecho, quien narra a manera de crónica el diario de Alfonsina. Este, fue rescatado por él de las llamas del fuego. Todo sucedió, la noche en que las turbas incendiaron el prostíbulo en actitud de represalia contra la matrona. El estudiante, de quien nunca sabemos el nombre, pretende reconstruir la historia de esta misteriosa mujer y nos cuenta su historia. Una historia, dentro de la historia en que la que él le había conocido. Como vemos el autor implícito está haciendo uso de las técnicas narrativas del boom, la técnica de la caja china.
La focalización del narrador sobre la figura del dictador, quien es un actante que no tiene voz en la novela. El narrador se focaliza en el escenario en el que la figura de Trujillo es el punto central. En primer lugar detiene el tiempo en esta escena para resaltar el poderío y la personalidad del déspota tirano.
La voz discursiva satiriza y ridiculiza la figura de Trujillo. Emplea un tono irónico para referirse a los momentos en que éste, participaba de una de las fiestas de independencia, que celebrara en el malecón de la ciudad capital.
“Tenía un bicornio como ramas doradas, lentes oscuros y uniforme blanco. En la pechera del uniforme revoloteaban los rayos del sol como un estallido de luz, de las medallas y condecoraciones que despedían y mágicamente volvían a la multitud. Una pequeña daga dorada simbolizaba, sin duda un retoque de marcialidad. Lo mire y me pareció que había estado allí una eternidad, su imagen rodada por los postes eléctricos, por las palmas y los cocoteros, por el olor del salitre […] levantando las manos para saludar, moviendo durante unas eternidades los flequillos dorados de sus hombreras donde mariposeaban redondeles de luz; con su tez rosada porque le habían maquillado para separarlo de los demás mortales. Trujillo nos retrotraía a Roma.

El autor implícito de esta novela, crea un mundo paralelo al mundo de la dictadura. Ese mundo es una parodia del gobierno de Trujillo. Allí domina la matrona Alfonsina, con su estirpe de reina en su trono, su bastón de ángeles. Subida siempre en lo alto de una tarima iluminada y su figura refractada en el espejo para contemplar y dominar desde allí, desde su trono como lo hacia Trujillo desde su parco. Todo se rebaja en el Bar La Turca, los valores morales, el envilecimiento de las mujeres que se venden con una flor en la cabeza, la degradación .
Ella, la matrona, se recrea en mirar y controlar cada detalle a la entrada y salida de las putas. Se rodeo de muchachas bonitas dispuestas a vender su carne. Así El narrador nos cuenta sobre Alfonsina: “demostró condiciones de matrona puntual, rígida y complaciente.” (42)
Alfonsina es una mujer misteriosa que desafía a su manera, el poder central. El narrador nos entera de que vive con sus dos perros en una habitación en el fondo del pasillo del bar y los entrena con un maniquí. La describe desde la distancia y se observa a través de los espejos sentada donde parece controlar ese mundo, el mundo al revés que allí se vive en contraposición al de la dictadura.
Alfonsina irónicamente de alguna manera es una aliada al régimen quien le arrebató de sus brazos a su esposo. Sin embargo esto es solo una máscara que ella utiliza para atraer las personas enemigas y luego vengarse. Esta teje un plan secretamente para de esta manera redimir a su esposo. Se casa con el asesino de Alberto Cuadra, el señor Matías, en quien luego vengará la muerte de su esposo.
El burdel, en La balada de Alfonsina Bairan es, un mundo en el que permea la soledad, el silencio, y la nostalgia, en donde solo tiene cabida el sexo, la carne y los sujetos que tienen una vida sin sentido y sin lógica aparente. Es un mundo en el que solo permea la soledad y la desesperanza.
El narrador esta vez se focaliza en un día cualquiera del Bar La Turca:

En un rincón sentado sobre una banqueta próxima a la caja registradora, un militar lee algo que había escrito sobre el sudor del vaso. Hay una mínima tentativa de rescatar un gesto olvidado, es como si una imagen lo dominara […] El Viejo abogado se había quedado solo, se encogió de hombros y bebió, penosamente un sorbo de cerveza que le aflojó la cara y lo hizo mirar a la lejanía.(76)

Cabe señalar que La balada de Alfonsina Bairán es un texto hibrido en el que dialogan diferentes géneros. En su interior conviven elementos líricos cargados de erotismo y ludismo, simbólico, metáforas. Elementos argumentativos, narrativos e históricos. Un ejemplo de lirismo lo podemos ver en los monólogos del estudiante de derecho cuando acude en uno de esos momentos al hotel de chinos en la calle Duarte:

Bartolina me presta su sexo, se derrama con su terneza de niña experimentada. Ah, Bartolina me presta su sexo como un halago, ahora sin paga ni florecita de plástico, contra la soledad y la miseria del mundo. (87)

Así vemos el lirismo poético, cuando el autor implícito, permite, a través del narrador expresar en una ocasión cuando éste detiene su mirada en Alfonsina:

Alfonsina Bairán se me hizo indócil: la decencia, el desinterés, la manía del desamparo, las lágrimas que le venían como el dolor del aire, la replica que le brotaba de la niñez, altanera, como si hubiera crecido entre rosas, todo lo que soportaba y cumplía como un embrujo, como un desencuentro, como un malentendido global de su destino. (75)

De otra parte, la función del tiempo y el espacio en esta novela es muy importante para el narrador, ya que el es quien presenta unos eventos que corren paralelos con los hechos que sucedieron en diferentes momentos dentro de la novela. La presentación de estos tiempos es fragmentado, pues los tiempos pasado, pasado reciente y presente de la novela van y vienen. Como los recuerdos de Alfonsina y de su esposo, que ella revive cada martes en la tarde al pasear con sus perros por el parque Independencia.
Por otro lado encontramos que la luz es un elemento importante tanto en el mundo representado en el burdel como el mundo de la dictadura. En el desfile de la dictadura. El estudiante narrador, nos describe como los rayos del sol se abren como un charco de sangre, La luz se hace metáfora de lo que será el final, el ocaso de la dictadura, Junto a esto el silencio para describir el espacio en que se encuentra la figura magnificada del dictador que se impone como un Cesar. su imagen rodaba entre las palmeras amenazante. (68)
Así mismo, el narrador estudiante nos habla de como la luz ilumina la ciudad a la muerte de Trujillo al entrar por la habitación, mientras él sentado en el borde de una ventana describe el ambiente circundante que le rodea y repasa el inventario de su vida, la vida de cualquier individuo de la sociedad dominicana en ese momento que el autor implícito a través del narrador testigo nos comunica. “Todas las argamasas de su vida.(1)” Como decía el narrador que se introduce en la conciencia de Alberto Cuadra, son las mismas que pasan por la mente del estudiante haciendo conciencia en este monologo, denunciando los crímenes y abusos de poder:

Era la tarde. El sol estaba ahí, los surcos que dejaban los transeúntes llevaban y venían de todas partes, y a todos los unía el silencio. La ciudad se había convertido en una cripta de piedra y sus habitantes salían y entraban de la puerta de la muerte con la cabeza metida entre los hombros, pero también ahí estaban los árboles, los gritos dormidos, los ojos de los desaparecidos, el Padre Luís, Valentín …(124)

Hemos observado, a lo largo de esta relectura de La balada de Alfonsina Bairán, la novela de Andrés L. Mateo, como el autor implícito del texto discutido se valió de distintas formas de manipular la voz narrativa para construir su texto. Igualmente es notable que la ironía es un elemento que permea en la superficie de la novela todo el tiempo. Así como también se puede observar como se vale el autor implícito de sus conocimientos intelectuales, políticos, de historia, su formación como poeta, al igual que se percibe en el texto su formación marxista muy evidente en el discurso de esta novela así como en toda su obra literaria. Sabemos que el autor se siente comprometido con la época que narra en sus novelas.
En cuanto al espacio tematizado, vemos la importancia en la novela de Mateo de la calle El Conde, Parque Independencia y sobre todo el rio Ozama los cuales son temas recurrentes en toda su obra poética, ensayística y sus tres novelas.
La balada de Alfonsina Bairán es una obra capaz de crear las condiciones para mantener la lectura del receptor en la dirección deseada por el autor implícito.
Bibliografía
Mateo, Andrés L. La balada de Alfonsina Bairán. Madrid: Alianza Editorial, 1999.
Estudios sobre el autor.
Di Pietro, Giovanni. “Andrés L. Mateo” en Las mejores novelas dominicanas. San Juan: Editora Isla Negra. 1999.
… Algunos apuntes sobre las novelas de Andrés L. Mateo. “Novela solo novela.” Listín Diario. Santo Domingo, 1992.
Fornerín, Miguel Ángel. “Muestra dominicana.” A propósito.
Revista de literatura y expresiones artísticas. Ponce, Puerto Rico. Número 6. Mayo de 1997.
… La Otra visión del burdel. “La balada de Alfonsina Bairán.” En Santo Domingo y Puerto Rico también son. San Juan: Isla negra. 1999.
Bibliografía general.
Bal, Mieke. Teoría de la narrativa. Madrid: Ediciones Cátedra. 1987.
Bobes Naves, María del Carmen. La novela. Madrid: Editorial Síntesis. 1993.
Garrido Domínguez, Antonio. El texto narrativo. Madrid: Editorial Síntesis. 1993.
Genette, G. Figuras III. París 1972. En La novela. Madrid: 1993.

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