sábado, 9 de julio de 2011

Análisis de la poética de Alejandra Pizarnik en El árbol de Diana





Análisis de la poética de Alejandra Pizarnik en “El árbol de Diana”

El nombre real de Alejandra Pizarnik fue Flora Pizarnik. nació el 29 de abril de 1936 en Buenos Aires (Argentina). Proviene de una familia de inmigrantes rusos de ascendencia judía que al llegar a Argentina se dedicaron al comercio de joyería.
Pizarnik se distinguió desde muy joven por su timidez, tartamudez y por su condición asmática y se cuenta que mientras estudiaba en la Escuela de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires estas situaciones la mantuvieron retraída y aislada.
Desde finales de los 50 sus padres la financiaron económicamente y desde entonces Pizarnik dedicó parte de su tiempo a la escritura, a la pintura y al arte. En el 1960 se instala en París, trabajando como traductora y estudiando en la Sorbona literatura e historias de religiones.

Alejandra vivió en París durante unos años hasta el año 1964 donde trabajó para la revista Cuadernos y algunas editoriales francesas, publicó poemas y críticas en varios diarios, tradujo a Antonin Artaud, Henri Michaux, Aimé Cesairé, e Yves Bonnefoy. (Susana Haydu. Alejandra Pizarnik: evolución de un lenguaje poético).
En su trayectoria como poeta conoce escritores e intelectuales muy importantes hispanoamericanos. En estas circunstancias se da a conocer como poeta y desarrolla una gran amistad con Julio Cortázar, Octavio Paz y otros grandes escritores de su tiempo. En los círculos intelectuales que frecuentaba se distinguió por ser firmemente apolítica situación que no la perjudico pues su poética esta muy alejada de las tendencias que seguían muchos de sus colegas post vanguardistas.

Por otro lado, Pizarnik estuvo muy influenciada en su lirismo por Antonio Porchia, los simbolistas franceses, en especial Rimbaud y Mallarmé. En parte de su obra suele destacarse el espíritu romántico y las tendencias surrealistas que marcaron su trabajo poético.
Alejandra Pizarnik fue una de las voces más singulares e importantes de la poesía argentina y de la poesía contemporánea en general. Además una de las voces más representativas de la generación del 60. Pizarnik es considerada como una de las poetas que marco las posteriores generaciones de ese país, además de abrir una puerta para las nuevas generación de mujeres poetas. Fue portadora además de un itinerario poético muy vinculado a su tragedia personal según afirman algunos críticos que han estudiado su obra.
Desde el punto de vista formal la escritura de Pizarnik es libre, transgresora, y escueta. Ella no guarda fidelidad con la métrica clásica, más bien se podría decir que viola los parámetros establecidos por los poetas de su generación. Sus versos, casi siempre sostenidos en espacios en blancos, prosa poética y poesía en prosa se entrecruzan para dar lugar a una voz personal e íntima ajena a cualquier tipo de formalidad.
En su estructura se mezclan la realidad autobiográfica de sus sentimientos de expresión onírica, de sus palabras y de sus adjetivos sorprendentemente contradictorios, y repeticiones. Su vocabulario está también cargado de señales recurrentes, palabras como cansancio, mar, infancia, luz, sangre , pájaro, ser, tiempo y espejo. Utiliza como metáforas el suicidio, viaje, irse.
Respeto a los temas explorados por Pizarnik es posible detectar tres: los dobles, la perdida de la infancia y la muerte. El tema de los dobles, del otro yo, es recurrente en la literatura de la segunda mitad del siglo XX y es una constante en la poética de la autora.
Su primer libro fue “La tierra ajena” (1955), más tarde publicaría “La última inocencia” (1956), volumen dedicado a su psicoanalista Oscar ostrov, “Las aventuras perdidas”, (1958), “Los trabajos y las noches” (1965), “Extracción de la piedra de la locura” (1968), “El infierno musical” (1971), Libro en prosa “La condesa sangrienta” (1971).

Alejandra termino su vida, suicidándose con una sobredosis de Seconal el 25 de septiembre de 1972 cuando apenas contaba con 36 años de edad. Años después de su muerte su obra pudo ser recuperada y fue publicada bajo el título de “Poesía completa” o “Prosa completa”.
Proponemos un acercamiento a la poética de Alejandra Pizarnik en algunos de los poemas que corresponden a su poemario “El árbol de Diana”. Trataremos de ver como dialogan estos poemas con algunas de las propuestas teóricas de Román Jacobson, y los principios teóricos de análisis sobre los diferentes planos de Yury Lotman.
El “Árbol de Diana”, publicado en Buenos Aires en el año 1962, provocó la admiración y el apoyo de Octavio Paz, quien escribió su prólogo y en donde presenta estos textos como poemas “que producen un calor luminoso capaz de quemar, fundir y hasta volatilizar a los incrédulos”.
“El árbol de Diana” nos remite a la diosa de la mitología, la cazadora. Según algunas tradiciones. Ella, es hija de Démeter ( diosa de la fertilidad), a quien presentan muchas veces con una gran belleza y desnuda. Diana, tenía habilidad como cazadora y se mantuvo eternamente virgen y joven por lo que siempre fue un emblema de las doncellas jóvenes. Ella nunca conoció la dependencia hacia los hombres y andaba siempre armada con un arco, con el que cazaba y perseguía a sus víctimas. Era muy propicia a la cólera y extremamente vengativa. Se ha identificado a la diosa Diana, con la luna errante corriendo por las montañas y también con la libertad. Además se le ha reconocido como la diosa de los humildes, los plebeyos, o el sector popular.
El mito de la diosa Diana puede inscribirse en este álbum de Pizarnik. Puede verse reflejado en las voces fragmentadas y las metáforas que pueblan algunos de sus poemas como también en pequeños fragmentos que muchas veces se identifican con esa “ella” que remite la voz poética.
Quizás la voz poética trata de alegorizar el mito de Diana o como bien expresa Gerpí, “Pizarnik va a la mitología para buscar fragmentos poetizables.” Yo más bien pienso que Pizarnik en su trayectoria poética, se identifica con la figura de Diana por ser esta una diosa rebelde, fuerte, a veces un tanto irreverente a los principios que gobiernan el mundo poético como veremos en su poemario “El árbol de Diana”.

La poética de Alejandra Pizarnik se distingue por una variedad de temas que se repiten a lo largo de su vida tales como: el amor, la infancia, la naturaleza fuerte, el lenguaje, el silencio así como las distintas maneras que utiliza la voz poética para tratar el yo enunciativo. Es decir, la manera en que ella se autorefiere en el texto poético. Por otro lado se distingue en su trabajo , una diferencia de tonos y sobre todo el uso del color.
Iniciaremos con el análisis del poema 17 de “El Álbum de Diana” en el que podemos observar desde su entrada al plano fónico que no existe la rima entre un verso y otro en el poema. Se trata de un poema que más bien se acerca a una prosa poética, en el que se dan cita una serie de metáfora que describen al yo poético que habla. Es en ese espacio en el que la voz poética, “ella”, “la hermosa” “se canta y se cuenta” y se encanta”: “Nido de hilos rígidos” donde me danzo y me lloro en mis numerosos funerales”. Ella es su espejo incendiado, su espera en las hogueras frías, su elemento místico, su “fornicación de nombres”” creciendo solo en la noche pálida”. Aquí vemos el juego de palabras, la enumeración de adjetivos: incendiado, frías, pálida. Pizarnik juega con las palabras, con los opuestos, “me danzo y me lloro,” “hogueras frías”.
La prosa en este poema, nos permite acercarnos a un análisis a nivel semántico y fónico y a través de el mismo, entender con mas claridad las preocupaciones de la voz lírica percibibles en estos versos. Como vemos el primer sintagma ya explica el tema “Días en que una palabra lejana se apodera de mi”. Se le imprime poder a una palabra distante, que ejerce dominio sobre el hablante. El sujeto de enunciación , un yo que habla en el segundo sintagma “Voy por esos días sonámbula y transparente. La voz pone el énfasis en la consecuencia de esa llegada de la palabra, que la lleva a la descripción de un estado anímico que implicaría estar alejada de la realidad (sonámbula, media dormida) pero a la vez nos muestra que esta abierta a otras situaciones, y lo vemos en el adjetivo “transparente”, apuntando con esta visión que connota con lo fantasmal de otro mundo como algo que difiere de la realidad del sentido común de lo cotidiano.
En el tercer sintagma vemos una especie de trasmutación y es cuando la voz poética da un salto hacia ese plano irreal, donde su ensueño la convierte en la “hermosa autómata” que podríamos en este caso comparar con la diosa Diana, la intrépida y hermosa que ya aparece reflejada y se cuela como metáfora en este poema.

La voz poética toma distancia de sí misma, para proyectarse en su doble, o en la otra, que será “ella”, “contándose y cantándose”, “encantándose con casos y cosas”.
Notamos que aquí el ritmo se mantiene igual y que hay equivalencia entre los niveles fónico y semántica. La autómata se ve reforzada en los acentos que recaen siempre en un fonema que empieza con el sonido k. Casos, cosas, encantándose, contándose, cantándose.
Por otro lado encontramos en el poema una serie de oposiciones que se mantendrá como una constante en la poética de Pizarnik. “me danzo y me lloro”, es un juego de oposiciones que nos lleva a meditar sobre el sujeto que habla. “Ella”, su persona en la fase pronominal del poema, será cada vez más compleja y veremos que el yo cambia constantemente sin autodefinirse. La voz poética en este poema juega con los tres pronombres para autodefinirse o explicarse. Ella es su espejo incendiado su espera en hogueras frías/ su elemento mítico.
Por otro lado el espejo con su connotación de frialdad esta incendiado. Es el doble reflejado en el símbolo del espejo, la otra cara, sus diferentes mascaras. Por otro lado, “su espera en hogueras frías”, “su lado mítico”. Así mismo aparecen en el poema figuras contrarias sinestesias; calor y frialdad, fragmento de palabras, collage de imágenes que a veces suele ser difícil descifrar en el poema.
Sin embargo podemos percibir por los elementos simbólicos en este poema que se trata de un poema erótico con una carga lúdica muy marcada desde el inicio del mismo. La palabra ajena se apodera de la voz poética y lo observamos cuando la voz poética nos remite ese momento en que “ella va sonámbula como dormida” como si fuera un fantasma, “ella danza y llora sus funerales”, “sus distintas muertes”, que se constituyen en el tema recurrente de la poética de Pizarnik. Ella es su espejo incendiado. que sería
a la metáfora de la manifestación de pasión, erotismo de ese yo que se proyecta al espejo.
Ese ser que espera en las “hogueras frías”, y que vemos reflejado en el poema como algo que está aparentemente apagado, que ha llorado en los funerales antes mencionados. Esa misma “ella” que se proyecta en el espejo queda desdoblada en una variedad de nombres que crecen solos en la noche pálida y que podría remitirnos a la muerte, a la noche de luna en que se dan cita los enamorados entre las sombras de la noche misteriosa.
Todo el poema desemboca al final en la enumeración de las características de ese yo. “la hermosa autómata”, “la que se cuenta cosas” , la que habla consigo misma a través un conjunto de voces que fluyen de esa conciencia poética, que se entrecruzan en un diálogo polifónico desembocando al final, en una noche pálida, que podría relacionarse con la muerte o como una luz tenue en el momento en el que se encuentran los amantes.
Por otro lado sabemos que la voz poética matiza sus versos de elementos surrealistas y esto lo vemos constantemente en la variedad de adjetivos destructores: palabras mutiladas, lilas rompiéndose, paredes que tiemblan, rostros doblados, pájaros petrificados, lila caliente
Existe además en este poemario o poema narrado, un narrador, que es el sujeto de la enunciación que se mantiene distanciado. De la misma forma que existe una historia que corresponde con algo que sucedió antes, y el dialogo a lo que nos enfrentamos
En el poema número 6, la voz poética nos habla de esa otra que se desdobla en una tercera persona, “ella”. la que se desnuda en el paraíso” . En un segundo verso que parece ser parte del primero verso y parece truncado, “de su memoria” la voz poética nos pone a reflexionar en el porque de esta fragmentación . Creemos que la voz se vale de este juego para dejarnos sentir que ese paraíso al que alude en el primer verso está en el consciente de esa:_ “ella”, la memoria donde están guardados los recuerdos y las historias de un pasado o de ese presente inconcluso.
En el tercer verso, nos dice que ella desconoce el feroz destino por lo que nos habla de un futuro por llegar en el que la voz poética distanciada nos asegura que en el devenir de esa “ella”, el destino será feroz, terrible no muy placentero como en el primer verso . En el cuarto verso nos dice que ese destino también se encuentra sumergido en el interior de la mente de esa ella. Luego nos dirá en el próximo verso que esa ella tiene miedo de no saber nombrar y se nos deja en suspenso para luego dejarnos saber que ese algo no existe. Es un verso ambivalente, lo que no existe. Podemos ver en estos versos un fluir de emociones, conflictos y temores de la voz que se desdobla a algo que finalmente solo esta en su mente porque no es real.
Un acercamiento al texto desde la perspectiva teórica de Jakobson nos permitirá ver la manera como se articula este poema. En primer lugar notamos que entre los versos existe un paralelismo en el plano temporal de los verbos que se mencionan en el poema. Ella se desnuda, ella desconoce, ella tiene miedo. En cada uno de estos verbos hay envuelto una acción que indica movimiento en un presente. Se desnuda que puede ser un acto en que ese yo lírico, se libera en un lugar paradisíaco, hermoso, donde no existen los juicios , donde todo es aceptado porque no existe el pecado, donde no existe el dolor, si lo fuéramos a entender desde una perspectiva bíblica. Ella desconoce, es inocente, y ella tiene un sentimiento de temor al no saber nombrar algo que no existe. Todos estos, son verbos en presente pero en el tercer verso el verbo, está atado a una metáfora “feroz destino” que nos remite a un futuro que la voz no conoce. Un futuro que no es como ese paraíso en el que ella esta viviendo en los primeros versos. Por otro lado, en el poema se da la enumeración sucesiva, la fragmentación y en el final del poema vemos como la voz poética, rompe con el orden lógico de las cosas y termina en un “lo que no existe.”
Según Jakobson una de las características útiles de la metáfora es que le permite al poeta establecer un juicio de valores en el poema. En este poema Pizarnik nos presenta en primer lugar el paraíso como la metáfora de un lugar ideal, hermoso, donde no existen juicios y el individuo vivirá o vivió en libertad y en paz. el sujeto de este poema vive esto solo en su conciencia interior .
Por otro lado, la metáfora “feroz destino” yo lo relaciono con un futuro no muy halagador más bien perturbador de esa “ella”, lleno de inquietudes que nos remite a pensamientos que preocupan al yo poético. Finalmente, todo estas visiones y esta desnudes que ocurren en la memoria de esa “ella” que se nos narra, finaliza con la manifestación de emociones de temor, de incapacidad de no saber nombrar algo que esta simplemente sucediendo en ese subconsciente, algo que no existe en la realidad externa.
Alejandra Pizarnik es una poeta que nos invita a pasear por el interior de sus otros Yo, sus otros dobles que caminan con ella a lo largo de su poética. Ellos recorren los versos de sus poemas y se desdoblan según la experiencia que la poeta proyecte en los versos de cada poema. El poemario El árbol de Diana, es un viaje profundo en el que la voz poética refleja sus tantas “ellas “, manifestándonos sus miedos, sus emociones, sus confidencias y la fortaleza de esta gran poeta que lamentablemente murió muy joven.
En El árbol de Diana ,la poeta se volca al universo interior mostrándonos la intensidad de su ser. En este poemario la luminosidad es un elemento recurrente que se inserta en muchos de los versos. Así vemos como “el alba”, paraíso en llamas, estrellas, memoria iluminada, piedras preciosas nos acercan a la luz a ese espacio de entendimiento en que se despierta el ser interno si lo viéramos desde una perspectiva espiritual.
A veces encontramos en sus versos contradicciones, paralelismos y aliteraciones como forma de explicar lo inefable. Como una experiencia mas allá de la temporalidad y de lo que creemos que somos en esta realidad.
Por otro lado el espejo es un elemento recurrente que ya antes había sido utilizado como símbolo en la poesía surrealista y que Pizarnik retoma en muchos de sus poemarios de manera repetitiva como si el espejo le sirviera para destacar ese otro lado de ella, ese mismo ella que tanto se repite en sus versos.
En los silencios de esos espacios en blancos entre un poema y otro y la fragmentación del poema, también parece existir una relación. Respecto a esto yo pienso que en esta etapa de la vida de la poeta, esto puede estar vinculada a sus estados de ánimo, a su deterioro psicológico. Esos silencios que expresan tanto de su propia persona, como sus miedos infantiles reflejado en esa niña que transita por muchos de sus poemas.
Bibliografía
Pizarnik, Alejandra. Obras completas, Poesía y prosa. Buenos Aires: Corregidor 1990.
Sobre Alejandra Pizarnik.
Aira, Cesar. “El fin de la leyenda Maldita.” Ensayo sobre Alejandra Pizarnik.
Literatura argentina contemporánea. www.literatura.org.1998

Barella, Julia. “Alejandra Pizarnik escondida en el lenguaje”. http://cvc.cervantes.es/actcult/pizarnik/acerca/barella.htm
Haidu, Susana. “Alejandra Pizarnik, evolución de un lenguaje poético”. www.elortiba.org/pizarnik.html
Gómez Paz, Julieta. Cuatro actitudes poéticas. Alejandra Pizarnik, Olga Orozco, Amelia Biagioni, María Elena Wals. Buenos Aires. Editora Conjuntas 1977

Doris Melo 2011
Derechos reservados

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy buen análisis!!! me sirvió un montonaso!!! saludos desde tucumán, argentina!